Querido Bin Laden:
Te escribo esta carta para comunicarte que ya no eres el más perseguido forajido entre los malhechores huidos. Si es verdad que estás vivo, más vale que te vayas acostumbrando a perder protagonismo en las noticias, porque por lo que se ve, ahora soy yo el enemigo público nº1.
Te preguntarás ¿porrr que dises eso maldito bastarrrdo ocsidental?, y yo te respondo, porque en menos de un mes me han hecho dos registros del coche la guardia civil y la policía. Debe ser que tengo cara de terrorista, de atracador, secuestrador, marina d'or, inquisidor, especulador, truhan y villano, pero ante todo traficador. Tal vez sea porque siempre voy solo en un coche con la puerta abollada, o tal vez porque todos los días tengo que hacer grandes cantidades de kilómetros por carreteras secundarias, cual ocultista prófugo y pérfido bandido, que no amante, ni tan siquiera con estilo. O tal vez sea porque hay un cabronazo que tiene mi misma cara y mi mismo coche y se dedica a atracar bancos o a traficar con drogas y le persigue la ley.
Lo único cierto, estimado terrorista invisible, es que no hay dos sin tres, y mientras las fuerzas de seguridad del estado se dediquen a pararme en la carretera, registrarme el coche, cachearme e interrogarme, muchos maleantes como tú estarán a salvo en sus cuevas, mansiones, zulos, cobachas o chabolas riéndose de lo pringado que puede llegar a ser un promotor editorial que se hace unos 80 km al día de media al mes, para cobrar un sueldo que no le permite ni independizarse, ni tampoco arreglar la puerta del coche, y que cuando llega a casa lo único de lo que tiene ganas es de meterse bajo tierra a ver si entre los gusanos encuentra más paz que entre las cucarachas.
Así pues, he decidido que voy a afeitarme para que no me confundan con un islamista (porque por si no lo sabes, Bin, hoy en dia si llevas perilla tienes más posibilidades de ser un islamista terrorista, o un ser malvado perversor de menores) y la próxima vez que me quieran registrar les preguntaré qué es lo que están buscando para ahorrarles trabajo, a ver si con un poco de suerte se mosquean conmigo, me detienen y salgo en las noticias. Luego les denuncio y encima me llevan al "en Antena" para hacer la prueba del polígrafo, que hoy en día está tan de moda.
Pero ya sabes que soy un poco victorín el fantástico, así que no te preocupes, que aunque quiera quitarte el protagonismo, seguramente seguiré comportándome como el mismo pringao de siempre que cuando le para la policia o la guardia civil, se queda con cara de poker pensando:"... esto sólo me puede ocurrir a mi..."
Sin más, me despido, no sin antes darte recuerdos de tu compadre De Juana Chaos que últimamente está un poco triste porque no le han dejado desfilar en Cibeles por no llegar a la talla mínima.
Atentamente
El enemigo público número uno
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