Buena cena pero mucho ardor de estómago.
A veces no sé lo que pensar. Cada día intento levantar un poco más la cabeza para así superar todos mis problemas y mis traumas con fuerza y sin mirar atrás. Pero esta vez me es más difícil que nunca. Tal vez porque mis objetivos se desvanecen. Espero que septiembre empiece mejor que julio y agosto. Y es que es complicado luchar contra el mundo sin un plan a seguir. Pensadlo por un momento. ¿Qué es lo que quereis hacer para cambiar vuestra realidad? Un día vas a cenar a casa de un colega con tu novia y una amiga. Te inflas a nuggets, patatas fritas y minipizzas hasta el punto de que no puedes casi ni andar porque la comida te oprime los pulmones. Llegas a tu casa y te acuestas. Y a las 5.00 abres los ojos con un ardor de estómago bestial. Oyes que la tele está encendida. Recelas pero no te levantas. Escuchas cada sonido que hay en el salón y lo analizas intentando saber qué coño está haciendo tu hermano a esas horas con la tele encendida. ¿Se habrá levantado? ¿No se habrá acostado? Y comienzas a pensar... a pensar... a pensar. Te levantas e intentas escribir algo, pero nada. No hay nada. Entonces te das cuentas que te has convertido en un escritor que no escribe nada. Nada. Porque no hay nada que escribir. No hay historias en mi cabeza, ni capacidad artística suficiente para crear algo lo suficientemente bueno. No tengo nada que decir. Cero. Ya ni siquiera me obsesionan los mismos temas de siempre. Me quedo en lo más superficial de la letra escrita. Estoy vaciado. Como una representación teatral sin público. Y lo peor de todo es que no le veo solución.
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