lunes, marzo 02, 2009

Día de perros



Todo el mundo tiene días malos, días en los que más nos valdría quedarnos en casa sin levantarnos de la cama, porque todo, absolutamente todo sale mal. Hacía tiempo que no tenía uno de esos días aciagos, pero hoy ha sido uno de esos fastidiosos y asquerosos inventarios de calamidades fatídicas.

Todo empieza cuando abres los ojos y ves que el reloj amablemente te dice que vas a llegar tarde al trabajo. Bajas al coche a toda prisa y, ¡sorpresa! las llaves del cepo están en algún lugar del universo que en ese momento desconoces. Los nervios se apoderan de tu alma y decides salir corriendo para llegar lo antes posible y entonces descubres que un camino que normalmente haces en 10 minutos o menos, hoy se hace interminable. Comienzas a sudar porque con el frío que hace aquí por las mañanas tienes que llevar 3 capas de ropa, una chaqueta y una bandolera que pesa cada vez más y más. Pasas por al lado de chalets rurales cuyos perros salen a tu encuentro para ladrarte como cancerveros salidos del mismísimo infierno y los labradores de la alcachofa te miran como si fuera a quitarle su oro verde mientras piensan dónde habrán guardado la escopeta. A estas alturas vuelves a mirar el reloj y ves que ya llegas 20 minutos tarde, pero tu cerebro solo piensa en llegar a tu destino, aunque las piernas te duelan como si te mordieran ratas y notas un pequeño escozor en los talones por culpa de las malditas botas(que en mala hora me las he puesto hoy). Así, totalmente sudado, tardío y agotado llegas al instituto donde todo el mundo te habla en valenciano, pero como la sangre no te llega con regularidad al cerebro no logras articular una sola palabra correcta en su idioma y te metes corriendo en tu clase donde te espera un grupo de cabrones con ganas de fastidiar.

Intentas dar clase, pero no te hacen caso porque saben que estás demasiado débil como para dominar la situación así que poco a poco te vas desgastando más y más. Pasan las horas del día y te das cuenta que con las prisas te has dejado algunos apuntes que necesitabas para trabajar, así que improvisas hasta la saciedad y... ¡eureka! llega un momento en el que te quedas en blanco. Todo el mundo sabe que eres más idiota de lo que aparentas y lo vuelves a ver todo totalmente negro.

Al final, terminan las clases, y vuelves a casa andando derrotado por el mismo camino por el que has venido con ganas de que termine este puñetero día de perros.

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Tiempo en Castellón: 47 días
Tiempo trabajado: 104 días
Quedan 8 días

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